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Terapias blandas: Reiki

Las terapias blandas, también conocidas como terapias complementarias, naturales o alternativas, comprenden un amplio espectro de técnicas que se centran en estimular los mecanismos naturales de curación del cuerpo, promoviendo así el bienestar general y contribuyendo a mejorar la calidad de vida. Su nombre de «blandas» proviene de su nula o mínima incidencia en cuanto a efectos secundarios se refiere. Mucho menor, en todo caso, a los derivados de la farmacopea occidental habitual.

Este conjunto de prácticas naturales permite abordar una amplia gama de problemas de salud, tanto de tipo físico como emocional. El enfoque general, detrás de todas ellas, es el de tratar de manera prioritaria las causas primarias subyacentes a las enfermedades, sin menoscabo de contribuir, a la vez, a paliar su sintomatología.

Como ejemplos de terapias blandas, de entre las más conocidas. podemos citar la acupuntura (práctica ancestral que hunde sus raíces en la medicina china tradicional y que utiliza la inserción de finas agujas en puntos específicos del cuerpo para estimular, controlar y equilibrar la energía vital), la homeopatía (técnica basada en el principio de que «lo semejante cura a lo semejante», y que utiliza dosis extremadamente diluidas de sustancias naturales para estimular la capacidad de curación del cuerpo), y, por supuesto el Reiki, técnica de la que nos ocuparemos en este artículo.

 

QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVE EL REIKI

El Reiki es una técnica milenaria, aunque de redescubrimiento y reformulación reciente, que se encuadra dentro del grupo de las llamadas terapias energéticas. Su acción se centra en accionar directamente sobre la energía vital, potenciando con ello la capacidad natural de curación del cuerpo, al optimizar el correcto funcionamiento de los órganos internos y reequilibrar la operativa de los sistemas biológicos. Es una práctica terapéutica que, no solo tiene efectos secundarios nulos y resulta compatible con cualquier otro sistema de tratamiento, sino que puede ser utilizada para disminuir de manera considerable los efectos secundarios provocados por terapias más agresivas (medicamentos, quimioterapia, etc.).

Es un método de tratamiento de efecto inmediato. La simplicidad de su aplicación permite que sea aprendida y practicada por cualquier persona, sin que existan limitaciones relacionadas con la edad o las condiciones de salud. No requiere conocimientos previos, ni condiciones especiales.

El Reiki puede ser aplicado con facilidad a uno mismo (autotratamiento), lo que lo convierte en una técnica enormemente valiosa y útil para mantener un óptimo estado de salud.

Es una técnica que, como otras, está en continua evolución por lo que cada día se amplía su ámbito de actuación con nuevas áreas de aplicación. Sirvan de ejemplo las más habituales:

  1. Tratamiento de trastornos de tipo emocional (ansiedad, depresión, fobias…): uno de los efectos inmediatos de una sesión de Reiki es el restablecimiento del equilibrio emocional. Por eso resulta útil para reducir la ansiedad y combatir los trastornos del ánimo.
  2. Alivio del dolor: el Reiki contribuye a aliviar el dolor físico, al promover la relajación y el equilibrio energético.
  3. Aceleración del proceso de curación: el Reiki permite acelerar y potenciar los procesos de reparación del cuerpo, incluyendo una mayor eficiencia y rapidez en los procesos postoperatorios.
  4. Prevención de enfermedades: el uso habitual de esta técnica como autotratamiento va actuar como potenciador del nivel de energía y salud del organismo, fortaleciendo el sistema inmunitario y previniendo enfermedades.
  5. Mejora de los procesos de sueño: Es una técnica muy efectiva para inducir al sueño en aquellos casos en que el insomnio es compañero habitual. Una sesión antes de dormir asegura una noche de descanso.
  6. Cansancio, astenia, baja energía: siendo como es una técnica energética, resulta muy adecuada parar tratar los cuadros de desfallecimiento, cansancio y fatiga crónica.

 

QUÉ PUEDE OFRECER ESTA TÉCNICA

Para un enfermo crónico

Va a percibir muy pronto una mejoría generalizada en su estado general. Se sentirá con mayor energía y fuerza vital. Disminuirán las molestias y también, si existe, el dolor asociado a su enfermedad. Si, además, está medicado (algo muy habitual), el Reiki ayudará a disminuir considerablemente los efectos secundarios, al tiempo que potenciará los principios curativos de los medicamentos.

Por otro lado, los beneficios sobre el estado de ánimo van a ser muy importantes. La persona notará como los habituales estados emocionales negativos, asociados a una enfermedad crónica (depresión, enfado, melancolía, resignación…), disminuyen.

Para una persona mayor

La energía vital de las personas de edad avanzada suele ser baja, en especial cuando existen enfermedades asociadas. Es fácil que su vitalidad sea reducida, sufran de una o varias enfermedades y estén medicadas en exceso. Obviamente este estado de merma física, actuará también sobre su estado de ánimo, generando con frecuencia sentimientos de desencanto, falta de ilusión y resignación ante el deterioro que se siente como inevitable.

El Reiki va a funcionar muy bien con nuestros mayores, proporcionando mejores resultados cuanto mayor sea el deterioro.  Esto es así porque, a través de la terapia, se inyectan dosis renovadoras de energía vital en la persona. A mayor carencia mayor es el efecto vivificador percibido.

Para quién sufre de estrés, ansiedad ó depresión

Esta es sin duda la terapia reina para estos estados tan habituales en una sociedad acelerada como la nuestra. El Reiki es enormemente potente para tratar estas alteraciones.

Los efectos sobre los estados emocionales tensionales (estrés, ansiedad, obsesiones, miedos…) o que actúan restringiendo el ritmo vital (depresión, melancolía extrema, dolor interior…) son inmediatos. Ya, desde la primera sesión se puede percibir una mejoría significativa.

Para quién busca mejorar su estado general

También en estos casos, el Reiki resulta de utilidad. Y es que se trata de algo más que una técnica curativa: es también preventiva. Practicando el autotratamiento de manera regular, optimizamos el funcionamiento general del organismo, actuando como una medicina de prevención de un gran valor.

Además, al ser un sistema de reequilibrio energético, contribuirá a que nuestra mente esté en las mejores condiciones de funcionamiento, favoreciendo la toma de decisiones, la búsqueda de soluciones y, en general, una correcta actividad natural del cerebro, sin interferencias que puedan menoscabar su capacidad.

 

REIKI EN EL CONTEXTO DE LA MEDICINA CONVENCIONAL

Reiki es una técnica muy amoldable, que se adapta a la perfección al trabajo cooperativo con otras medicinas. Concretamente, la colaboración entre Reiki y medicina occidental redunda en beneficio de ambas. Hay tres grandes áreas donde esta colaboración alcanza su máximo potencial:

  • Disminución de los efectos secundarios de la medicación y potenciación de los efectos terapéuticos (espectacular en el campo de la oncología: quimio y radioterapia)
  • Aceleración de los procesos de recuperación postoperatoria
  • Preparación de la persona para enfrentar una cirugía en las mejores condiciones.

Reiki es una práctica terapéutica complementaria reconocida por la OMS desde 1995. A partir de la década de los 90, viene formando parte de los tratamientos complementarios que se llevan a efecto en algunos hospitales y centros de salud de todo el mundo, además de haberse instaurado como formación complementaria de su personal sanitario. Por otro lado, cientos de reikistas voluntarios han trabajado y siguen haciéndolo con enfermos hospitalizados, siendo notables los resultados observados en la capacidad de recuperación de los pacientes.

Según informaciones del Washington Post, citando un estudio de la UCLA: «más de 60 hospitales en los Estados Unidos han adoptado al Reiki como parte de sus servicios, y su enseñanza se imparte en alrededor de 800 hospitales».

Entre las instituciones médicas que han integrado el Reiki como terapia complementaria se encuentran la clínica Mayo, probablemente el hospital más famoso del mundo, donde se utiliza el Reiki como terapia complementaria dentro de su programa de medicina integrativa. También el Massachusetts General Hospital, considerado el mejor hospital de la costa oeste de USA, incluye el Reiki en su oferta terapéutica. En Europa, cada vez más hospitales lo incluyen entre sus terapias de apoyo. En España, aunque con una evolución más lenta, El Reiki también está comenzando a implantarse, como técnica complementaria, en algunos centros hospitalarios como l’Hospital Clínic de Barcelona.

En cuanto a la cobertura de seguros médicos, la inclusión del Reiki como parte de los tratamientos cubiertos por póliza se está asentando en algunas de las compañías más importantes del mundo. La creciente demanda y aceptación de esta técnica como práctica complementaria han llevado a cada vez más aseguradoras a considerar su inclusión entre sus políticas de cobertura.

 

A MODO DE RESUMEN 

El Reiki representa una poderosa herramienta para promover la sanación y el bienestar del cuerpo y la mente, constituyendo un método terapéutico de fácil ejecución, que no precisa de habilidades especiales, sencillo de aprender y altamente eficaz.

A título personal no puedo decir nada más que bondades en su favor. Después de más de quince años ejerciendo la naturopatía, el Reiki ocupa un lugar destacado en mis tratamientos, el eje central sobre el que giran la mayoría de las técnicas que utilizo, como acupuntura, fitoterapia, EFT, etc. Su efectividad, desde mi experiencia personal, es comparable a la de otras terapeúticas como la acupuntura, técnica que frecuentemente asocio con Reiki, resultando de ello una combinación espectacular. La gran ventaja del Reiki es que no precisa de conocimientos especiales ni de una práctica extensa para su uso, como la acupuntura. Es un sistema asequible a cualquier persona y de gran efectividad.

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