Hoy en día, desgraciadamente, vivimos en una sociedad que es muy olvidadiza. No recuerda, por ejemplo, que esos mismos inmigrantes marroquíes a los que ahora repudiamos, ocuparon la península más siglos de los que lo ha hecho nuestra cultura.
Pero hoy no vengo hablar de Historia. O sí. Más bien quería hablar un poco del Marxismo. No te asustes, la palabra no te va a contagiar una enfermedad incurable o te va a provocar algún daño irreversible en el cerebro. Vengo hablar del Marxismo como movimiento político, económico, y sobre todo, filosófico.
En primer lugar, el Marxismo es la ideología creada por Marx y Engels hace algo más de un siglo. El Marxismo parte de la premisa de que el ser humano tiene una serie de necesidades materiales básicas relacionadas con su supervivencia, no sólo como individuo sino también como especie (comida, protección, ropa, sexualidad…). A diferencia de los animales el hombre satisface esas necesidades transformando la Naturaleza a través de su trabajo. En el trabajo se unen y se vinculan los hombres unos con otros. En este sentido Marx considera que el hombre se constituye como individuo en la sociedad, de ahí que diga que el hombre es el conjunto de sus relaciones sociales. El hombre es el resultado de la sociedad y de la época histórica que le ha tocado vivir. Sin embargo, a pesar de que el trabajo es una actividad esencial en la vida del ser humano, se ha desarrollado históricamente en unas condiciones que lo han convertido en una auténtica maldición, en el peor de los castigos. Con ésto, Marx hace referencia a las penosas condiciones de trabajo a las que estaban sometidos la mayoría de trabajadores, pero iba más allá. Todo ésto nos lleva a uno de los conceptos claves del Marxismo: la alienación del hombre. Pero, ¿qué significa que el hombre se encuentra alienado en su trabajo? Pues es algo muy sencillo, con ésto Marx nos intenta decir que el trabajo que los trabajadores realizan arduamente es totalmente ajeno a ellos. El trabajo, que en teoría es esa actividad con la que el hombre se debería sentir realizado y completo, se vuelve algo extraño y horrible. Así, el trabajador es visto como un mero instrumento, como mercancía, y no como persona.
No obstante, el Marxismo no se queda en señalar éstas contradicciones, sino que propuso todo una concepción de la Historia bastante original. La Historia de la Humanidad sería una sucesión de épocas a las que Marx llama “sociedades”, por citar algún ejemplo, tendríamos a la formación social asiática , la antigua formación la medieval y la formación social burguesa. Lo que todas tienen en común, es que en cada una hay lo que denomina unas «fuerzas productivas» (los hombres y los medios de producción), y unas «relaciones de producción» (son las relaciones que se establecen entre los propietarios de los medios de producción y los productores directos en el proceso de producción). Un ejemplo de relaciones de producción podrían ser la esclavitud, el trabajo asalariado, la servidumbre… Éstas relaciones de producción son las que, aplicadas de una manera autoritaria y en beneficio de unos pocos, generan las distintas clases sociales, antagónicas y opuestas.
Puede que estés pensando, y con razón, que si partimos de que la Historia es una sucesión de distintas sociedades, tendrá que haber un mecanismo o un detonante para cambiar de una a otra. El cambio de una forma social a otra se producirá, primero cuando las fuerzas productivas adquieren en un momento un gran desarrollo, con lo que las antiguas relaciones de producción ya no valgan. Habrá una contradicción (crisis del modo de producción), lo que desembocará en un enfrentamiento entre clases, que dará lugar a una revolución, por la cual se acabará por dinamitar el modo de producción vigente, sustituyéndolo por otro nuevo, con unas nuevas relaciones de producción y fuerzas productivas. Como consecuencia de este cambio se produce una nueva conciencia ideológica. Así sucesivamente. Un ejemplo puede ser la transición del modo de producción feudal al modo de producción moderno burgués. Lo que propone el Marxismo, en última instancia, es bien conocido por todos: la supresión de las clases sociales y que así no haya ni opresores ni oprimidos.
Por último, me gustaría resaltar las diferencias entre Marxismo y comunismo, ya que muchas veces se usan como sinónimos. Pues bien, el comunismo es un modo de organización política, económica y social, que se deriva del Marxismo. En cierto modo, es la solución que ésta corriente filosófica encuentra en contraposición al capitalismo, que según el Marxismo, tiene los días contados, ya que, tarde o temprano, el Capitalismo va a tender a colapsar, a producir más para que la gente adquiera más. Sin embargo, llegará un momento en el que el mercado no podrá absorber todo. Para finalizar, es tan paradójico como cierto que el Marxismo, aunque no fuera su intención, ha ayudado a sostener el sistema capitalista en cierta medida, pues ha señalado sus puntos débiles y con pequeñas mejoras y ajustes, ha conseguido paliar algunos de sus aspectos que le podían haber llevado al colapso hace mucho.
Con este artículo, espero haber trasladado una ligera idea de lo que es en realidad el Marxismo, que en muchos casos no coincide con lo que la gente va diciendo por ahí, como la típica frase de: «es que quieren que todos seamos igual de pobres», etcétera.
En el siguiente artículo hablaré sobre el Nihilismo. Corriente que le cantó los cuarenta a todo movimiento filosófico anterior. Marxismo incluido.