Caminar es uno de los ejercicios más completos y recomendados hoy en día para mantener un estilo de vida que nos aleje del sedentarismo. Cuando lo combinamos con el disfrute de la naturaleza, se transforma en senderismo, una de las actividades que gana más y más adeptos cada año.
Ser senderista no implica necesariamente tener que vencer montañas infranqueables. Si se planifica bien, esta actividad física puede ser practicada por cualquier persona sin entrenamiento, sin importar tampoco la edad. Una de sus ventajas principales es precisamente qué ancianos, niños y adultos pueden realizarla juntos como familia, siempre y cuando se escoja una ruta adecuada y se sigan algunas recomendaciones básicas.
Algunas recomendaciones para iniciarte en el senderismo
En el senderismo (también llamado trekking) existen varios grados de complejidad. Originalmente, se refería a la escalada de montañas, pero el concepto se ha ampliado a paseos por zonas rurales donde abundan árboles y otras maravillas naturales como cascadas, ríos, y grutas dignas de contemplarse.
Las distancias a cubrir dependen de la ruta elegida, y también ha de tenerse en cuenta la dificultad que presenta el terreno para el senderista. Los principiantes y aquellos acompañados por niños, ancianos o personas con poco entrenamiento físico deben empezar por rutas cortas con baja dificultad. Una caminata cerca de 4 km es excelente para comenzar a practicar senderismo sin forzarnos demasiado.
Otro aspecto importante a considerar es el vestuario, en especial los zapatos. Estos deben ser cómodos, fuertes y con suelas antideslizantes. Para la ropa, debe ser fresca y suelta en los meses cálidos y ofrecer protección térmica en invierno. Tampoco debe olvidarse llevar en una caminata rural una mochila pequeña, en la que no debe faltar agua, algún alimento, protector solar, un teléfono móvil, un pequeño botiquín de primeros auxilios y un mapa de la zona (por si falla el GPS).
Para completar lo básico para practicar senderismo, no olvides llevar algo para proteger tu cabeza: una gorra, un sombrero o un pañuelo bastarán. Otra gran ayuda es un bastón, para cruzar los caminos escarpados.

¿Cómo mejora nuestra salud cuando andamos?
Caminar es un gran entrenamiento cardiovascular, un ejercicio aeróbico que fortalece al corazón y mantiene los valores de tensión arterial en niveles óptimos, previniendo la aparición de padecimientos cardíacos. Esta actividad contribuye además a estabilizar los niveles de glucosa y colesterol en sangre, además de promover un peso saludable.
En cuanto al sistema osteomuscular, el senderismo desarrolla la musculatura del tren inferior del cuerpo, en especial los glúteos, los cuádriceps y el bíceps femoral. Los gemelos también se tonifican y fortalecen, en especial si la ruta tiene algunos tramos de escalada. Muy importante para las mujeres: el senderismo previene la osteoporosis derivada de la menopausia, pues aumenta la densidad ósea de manera considerable.
Otro de los sistemas de órganos favorecidos por esta actividad física es el sistema respiratorio. Al practicarse lejos del entorno urbano y la contaminación de las ciudades, nuestro cuerpo se beneficia del aire del campo que reduce las posibilidades de contraer enfermedades respiratorias.

El senderismo mejora nuestra salud mental
Los entornos naturales producen de inmediato una sensación de bienestar. Si añadimos a ello que al caminar se incrementa la producción de endorfinas, el senderismo de por sí proporciona felicidad y reduce los niveles de estrés. También mejora la autoestima en la medida que vencemos retos, se estimula la creatividad para sortear los obstáculos y se fortalece la concentración, al necesitar enfocarnos en el terreno bajo nuestros pies.
La práctica del senderismo aporta a nuestros cerebros beneficios muy similares a la meditación. Cuando estamos al aire libre, lejos de nuestras preocupaciones cotidianas, la mente se relaja y se enfoca en un objetivo principal: concentrarse en el camino. Debemos medir nuestros pasos, detenernos a observar el paisaje y, al final, disfrutar de la sensación de vencer la senda. Esto proporciona satisfacción y, al mismo tiempo, impide que la mente divague alrededor de nuestras preocupaciones y se cargue de negatividad.
No pocas veces la solución para un asunto de trabajo o la inspiración para encaminar nuestras inquietudes artísticas llegan durante la marcha, pues al no concentrarnos en ellas la respuesta llega por sí misma. Andar es también muy provechoso para personas con tendencia a la depresión, la ansiedad y el insomnio; y los ejercicios aeróbicos incrementan la capacidad de memorizar, por lo que se recomienda a estudiantes de cualquier nivel de enseñanza.

Armonía y estilo de vida
Otra ventaja adicional del senderismo es que te pone en contacto directo con la naturaleza, lo cual no podrás lograr en una caminadora ni andando por las calles de la ciudad. Esta cercanía nos hace tomar consciencia de la necesidad de respetar y cuidar el medio ambiente: árboles, ríos y montañas nos hacen entrar en comunión con nosotros mismos y nos devuelven con esa energía la sensación de ser parte del mundo.
El tiempo que pasamos con la naturaleza nos anima a aprender de ella, y como maestra la respetaremos más en nuestros hogares, respetando a los animales, no malgastando agua y reciclando todo lo que nos sea posible para no agotar los recursos a nuestra disposición.
También nos ofrece la posibilidad de conocer a otras personas que comparten nuestro camino. Entre los senderistas es práctica ser educados y amables, saludar a quién nos encontremos y ofrecer ayuda si se requiere. Este contacto nos enriquece como seres humanos, pues tendrás la certeza de que tu solidaridad será reciprocada. El senderismo nos ayuda a socializar y hacer nuevas amistades.
Así que aprovecha los días buenos, elige con cuidado la ruta que más se avenga a tu gusto y posibilidades y sal a caminar. ¿Quién sabe? Espero que nos encontremos cualquiera de estos días en el camino, impregnándonos de salud.

Escritor, poeta, editor, farmacéutico, guionista, bloguero… En esencia, un amante de las letras y la vida (no por ese orden, claro).