La alimentación Consciente —también conocida como «Mindful Eating»— es un método que elimina las incómodas dietas y enseña a las personas a relacionarse de manera sana con la comida.
Con raíces en el mindfulness —conciencia plena— del Dr. Jon Kabat-Zinn de la UMASS, de Massachusetts, no concentra su atención en lo que se come, sino en el cómo y para qué comemos. Así, logramos adoptar hábitos para relacionarse de forma adecuada con la comida, de modo que seamos conscientes tanto de las sensaciones físicas como de las emociones que provocan en nosotros el alimentarse.
Los pilares de la alimentación consciente

Si no tienes hambre, no comas
Estamos acostumbrados a tomar las comidas no cuando tenemos hambre, sino rigiéndonos por horarios. Aunque estos están más o menos ajustados para nutrirnos de forma regular, no siempre se corresponden a nuestras necesidades fisiológicas.
Más aún, a veces sentimos el impulso de comer fuera de horarios. Cabe entonces preguntarse, ¿Por qué voy a comer? Si la respuesta es aburrimiento, enfado, soledad, agobio o estrés, no se debe comer, si no atender a la razón que nos impulsa a consumir alimentos.
En este sentido, se recomienda siempre beber un vaso de agua antes de las comidas habituales. Además de contribuir a la adecuada hidratación del organismo, el agua nos proporciona una sensación de saciedad y alivia la ansiedad por la comida.
Saboreando cada bocado
Devorar el contenido de un plato no es una forma inteligente de alimentarnos. Para disfrutar de la comida consciente se requiere de paladear cada alimento, deteniéndonos en su sabor y textura.
Cuando comemos de esta forma —y comemos de todo, sin hacer ascos a alimentos, que antes hemos decidido que no nos gustan sin darles la oportunidad— nos aseguramos que nuestro sistema digestivo está preparado para recibir los alimentos de forma idónea… y, si no lo sabías, el primer paso es la correcta masticación de cada porción y su mezcla con las enzimas de la saliva.
Comer despacio es un hábito adquirido. Un buen ejercicio para lograrlo es comer una pieza de fruta, una patata o cualquier porción pequeña durante veinte minutos. El cuerpo te agradecerá esta pausa y verás cómo las digestiones pesadas y lentas desaparecen.
Comer sin distracciones
La alimentación consciente pide que no te distraigas del acto de comer, por lo que a la hora de las comidas exige que te enfoques en esa tarea y en ninguna más. Nada de televisión ni dispositivos electrónicos. Ni comer apresurados ni de pie. Es necesario, sea lo que sea que te lleves a la boca, detenerte, sentarte con la comida en un plato y ponerte en contacto con lo que estás ingiriendo.
Sin miedo a la variedad
No existen comidas buenas ni malas, si no dietas mal balanceadas. Está demostrado que las dietas que prohíben alimentos solo aumentan nuestras ganas de comerlos, y esa es una fuente de estrés que no necesitamos en nuestras vidas.
La diferencia está en las porciones que nos servimos. Mientras las comamos de forma consciente y lenta aprovecharemos mejor los alimentos y necesitaremos menos cantidad para sentirnos satisfechos.

Complementando la alimentación consciente
Si bien comer según los preceptos de la alimentación consciente mejora de forma considerable nuestra calidad de vida, esta práctica puede complementarse con otras que también actuarán a favor de nuestro mejoramiento personal.
Ejercítate
No hay que dejarse la piel en el gimnasio, porque para vivir una vida sana tienes que incorporar rutinas que perduren en el tiempo. Y, a menos que seas un atleta profesional, hay una alta probabilidad de que abandones algo que te provoque una gran carga física.
Los especialistas señalan que 30 minutos diarios de una actividad aeróbica son suficientes para llevar una vida saludable. Caminar, correr, nadar, montar en bicicleta son ejemplos ideales, pero si no encuentras el momento para completarlos igual puedes subir las escaleras en lugar del ascensor, bajarte una parada antes del metro o el autobús y caminar, etc.
Medita
No hay que ser un yogui experto ni un maestro zen para meditar. Basta con dedicar 15 minutos al día a cerrar los ojos, atender a tu respiración y dejar libres tus pensamientos para que tu mente se aquiete y tu concentración mejore.
Motívate
Hablando de tus pensamientos, ellos pueden ser tanto tu mayor enemigo como el más poderoso aliado. Todo depende del tipo de pensamiento en que te enfoques, positivo o negativo. Sin falsos triunfalismos y con los pies puestos en la tierra, trázate pequeñas metas en el día. Al cumplirlas, aumentarás tu confianza en que puedes lograr objetivos mayores.
Algunos consejos para mantener una alimentación consciente

Compra alimentos integrales
Los alimentos integrales están menos procesados, por lo que conservan sus nutrientes originales. También son una fuente importante de fibra, que aporta sensación de saciedad y ayuda a regular el tránsito del bolo alimenticio por las vías digestivas.
Explora nuevas recetas
Al preparar nuestros alimentos en formas que no estamos acostumbrados se estimula la creatividad, pero también se encuentran vías para consumir aquellos ingredientes que no estaban dentro de nuestras preferencias. Quizás, incluso, descubras un talento oculto como chef.
Come fruta a diario
Estas son nuestras mejores fuentes de vitaminas. Dos piezas de fruta diaria son indispensables para tener una alimentación consciente.
¿Se puede perder peso gracias a la alimentación consciente?

Puede que mientras te vayas adaptando a cambiar la forma en que enfocas tu alimentación no veas resultados inmediatos, pero no existe una dieta milagrosa que te quite tres kilos en una semana sin que te los devuelva en dos meses.
¿La alimentación consciente reduce el peso? La respuesta corta es sí, pero lo primero que debes considerar es borrar de tu mente esa carrera insensata por lucir despampanante en un bañador. La alimentación consciente tiene que ver con salud y no con modas, porque no solo te llevará a tu peso ideal sino que te ayudará a mantenerlo.
La clave radica en la organización y en adoptar patrones de alimentación más sanos, de manera que estos sean permanentes. La alimentación consciente no es obligatoria ni un modelo que debas imponerte, sin un hábito que vas creando con el tiempo y con paciencia.
Si no pones atención en lo que comes o cómo lo haces, estás descuidando la forma en que incorporas nutrientes a tu organismo. Y, en el proceso, te estás privando de la sublime experiencia sensorial que te ofrece la comida.

Escritor, poeta, editor, farmacéutico, guionista, bloguero… En esencia, un amante de las letras y la vida (no por ese orden, claro).