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Protectores solares: Protege tu piel y disfruta del sol sin riesgo

Aunque realmente los protectores solares deberían de formar parte de nuestra rutina diaria del cuidado de la piel durante todo el año, es ahora con la inminente llegada de la época estival que de nuevo empezamos a volver a ver en los supermercados, droguerías, para-farmacias y demás comercios una más que amplia gama de protectores solares. Y es precisamente esa amplia gama de productos destinados a proteger a nuestra piel de los daños causados por la exposición al sol, lo que nos puede llegar a crear cierta confusión sobre que protector solar comprar. En este articulo intentaremos profundizar y arrojar algo de luz sobre los diferentes tipos de protector solar, los factores de protección y su eficacia, así como consejos sobre su correcta utilización.

Tipos de protectores solares

Existen dos tipos principales de protectores solares. Tenemos por un lado los llamados protectores físicos (o minerales) que actúan como una barrera física sobre la piel, reflejando los rayos ultravioleta y cuyos ingredientes más comunes suelen ser el óxido de zinc y el dióxido de titanio. Una de las ventajas de este tipo de protector es que suelen ser menos irritantes, por lo son más adecuados para pieles sensibles o reactivas. Además ofrecen una protección más inmediata tras su aplicación y son fotoestables, es decir, tienden a mantener su eficacia con el tiempo de exposición al sol. Como desventaja de los protectores físicos podemos señalar que suelen ser más espesos que los protectores químicos y tender a dejar un residuo blanco, especialmente en las pieles más morenas.

Por otro lado están los protectores solares químicos, que absorben los rayos ultravioleta y los convierten en calor, liberando posteriormente ese calor a través de la piel. Sus ingredientes más comunes suelen ser la oxibenzona, la avobenzona, el octisalato y el octocrileno. Este tipo de protector suele ser más ligero y fácil de extender que los protectores físicos. Ofrecen además una mayor protección contra los rayos UVA y no suelen dejar residuo blanco sobre la piel ya que tienen una textura más ligera y dejando por lo tanto un acabado más transparente. Sus mayores desventajas en cambio serían que pueden irritar la piel sensible y que no son fotoestables, por lo que su eficacia puede disminuir con el tiempo de exposición al sol. Por último tienen el inconveniente de que algunos de los ingredientes químicos que contienen, podrían llegar a ser absorbidos por el torrente sanguíneo.

Los factores de protección y su eficacia

Los protectores solares se clasifican por su Factor de Protección Solar (FPS), que es la medida que señala el nivel de protección que un protector solar ofrece contra los rayos UVB (que son los principales responsables de las quemaduras solares), es decir, nos indica cuanto tiempo puede estar la piel sin protección al sol sin quemarse, multiplicado por el factor de protección del producto. Por ejemplo, si tu piel se quema sin protección tras 10 minutos de exposición y usas un protector solar con FPS 30, en principio podrías estar al sol hasta 300 minutos (10 minutos x 30) sin quemarte.

Si bien un FPS más alto proporciona una mayor protección, también es importante considerar otros factores, como nuestro tipo de piel, el tiempo que vayamos a estar expuestos al sol y el tipo de actividades que vayamos a realizar. También es fundamental que reapliquemos con frecuencia (aproximadamente cada 2 horas o inmediatamente después de haber estado en el agua o de haber sudado) el producto para mantener su eficacia. Se suele recomendar usar un protector solar con un FPS de al menos 30 para la mayoría de las personas. Sin embargo, si tienes la piel clara, pecas o antecedentes de cáncer de piel, probablemente sea más recomendable que utilices un protector solar con un FPS más alto, como 50 o 70.

¿Qué otros factores debemos tener en cuenta?

A la hora de escoger nuestro protector solar, además del FPS e ingredientes, también debemos tener en cuenta aspectos como por ejemplo:

Su espectro de acción: El protector solar debe proteger contra los rayos UVB y UVA. Los rayos UVA penetran más profundamente en la piel y están asociados con el envejecimiento prematuro, mientras que los UVB son los principales responsables de las quemaduras solares, por lo que en cualquier caso es mejor decantarnos por un protector solar que esté etiquetado como «de amplio espectro».

Resistencia al agua: Si vas a nadar o realizar una actividad que te vaya a hacer sudar, es más recomendable escoger un protector solar que sea resistente al agua. Si bien los protectores resistentes al agua suelen durar entre 40 y 80 minutos en el agua, se recomienda siempre volver a aplicar el producto inmediatamente después de salir del agua.

Tipo de piel: Si tienes la piel sensible, busca un protector solar que sea hipoalergénico y no comedogénico (es decir, que no obstruya los poros).

Consejos para la correcta utilización del protector solar

Aplica el protector solar unos 20 – 30 minutos antes de la exposición al sol para permitir que se absorba completamente.

Utiliza suficiente cantidad de protector solar. Se recomienda al menos unos 30 ml (aproximadamente una cucharada sopera generosa) para todo el cuerpo y asegúrate de cubrir todas las áreas expuestas de la piel. No te olvides de aplicártelo también en áreas cómo orejas, cuello, pies o manos y utiliza también un bálsamo labial con FPS.

Reaplica el protector solar después de nadar, sudar o secarte con una toalla, incluso si el producto es resistente al agua.

Utiliza protector solar también en días nublados, ya que los rayos UV pueden penetrar las nubes y dañar la piel igualmente.

Complementa tu protección solar con otras medidas de protección tales como ropa protectora, gafas de sol o gorros y sombreros. También es aconsejable evitar, siempre que sea posible, estar al sol durante las horas pico de la radiación UV (generalmente entre las 10.00h y las 16.00h).

En resumen, el uso regular y adecuado de los protectores solares son un elemento esencial para ayudarnos a mantener la salud de nuestra piel y protegerla contra los efectos nocivos del sol. Al elegir el tipo adecuado de protector solar, aplicarlo correctamente y seguir las recomendaciones de uso, podemos disfrutar del sol de manera segura y mantener nuestra piel sana y radiante. ¡No olvides proteger tu piel y disfrutar del verano de forma segura y responsable.

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