En la cocina hay microbios por todas partes, en los alimentos, en el fregadero, en la encimera, en el aire y en la propia piel del cocinero. Cualquier error puede provocar la proliferación de microorganismos patógenos y problemas de salud. Así que ¡hay que evitar cualquier despiste!
El simple hecho de no manipular bien los alimentos, no refrigerarlos correctamente o no cocinarlos bien puede desencadenar en una intoxicación alimentaria.
De hecho, muchos de los problemas de salud que se derivan de estos errores no vienen de cocinas profesionales, sino del ámbito doméstico. Por eso, es muy importante que seamos conscientes de las equivocaciones que cometemos más a menudo en nuestra cocina para ponerle solución.
Muchas veces no somos conscientes de que hacemos las cosas mal en la cocina
Los siete errores que nunca debes cometer en tu cocina son:
1. No lavarse las manos
Sabemos que es necesario un buen lavado de manos antes de ponernos a cocinar, pero en muchos casos no lo hacemos. Además, seguro que mientras que estás preparando un plato te surge cualquier otra tarea, como atender el teléfono o a tu mascota; el caso es que lo vas toqueteando todo y luego…¿te vuelves a lavar las manos? Piénsalo y no te olvides a la siguiente vez que te ocurra, por favor.
2. Falta de higiene y de limpieza de bayetas y estropajos
Sobra decir que todas las superficies y utensilios de nuestra cocina deben estar lo más limpios posibles. Ahora bien, ¿con qué solemos lavarlos? ¡Bingo!, con esas bayetas y estropajos que apenas reemplazamos. Pues error. A pesar de utilizarse para la limpieza, en muchas ocasiones las bayetas y estropajos albergan una gran cantidad de microbios al tener un ambiente muy húmedo y posiblemente restos de alimentos. Es importante que los desinfectemos a menudo con lejía y agua, los dejemos los más secos posibles y, por supuesto, los cambiemos con más frecuencia. No te olvides tampoco de tener el fregadero bien limpio y despejado…
3. Usar el trapo de cocina para todo
Ese trapito de tela que siempre está en la cocina y que se usa para todo y que conforme va a pasando el tiempo va adquiriendo un olorcillo bastante peculiar o ese trapo que lo toca todo y luego lo usas para secar las platos…¿te suena esto, verdad? Pues espero que no se repita. ¡Olvídate del trapo ya! Usa en su lugar papel desechable.
4. No prestar atención a la tabla de cortar
Pasa igual que con los estropajos, los utensilios y otras superficies, que pueden ser origen de una contaminación cruzada, es decir, la transmisión de microbios de algo contaminado, que suele venir de alimentos crudos, a algo que ya está cocinado. La tabla de cortar se puede convertir en algo muy peligroso. A nadie se le ocurría cortar los tomates de la ensalada en una tabla donde previamente se ha cortado pollo y que solo ha sido enjuagada con agua. Pues OjO, que ha pasado. Procura limpiar y desinfectar con lejía la tabla tantas veces como sea necesario.
5. Dejar alimentos cocinados a temperatura ambiente por falta de espacio
Te pones a hacer un puchero o guiso de víspera para tenerlo listo al día siguiente y claro, no lo puedes guardar en la nevera por falta de espacio. ¿Y qué haces? Lo dejas en la encimera. Si estamos en invierno con temperaturas bajas y la olla está bien tapada, probablemente no ocurra nada (siempre y cuando lo calentemos correctamente a la hora de comerlo), pero ¿qué pasa en verano, cuando las temperaturas son más altas? Pues que generas un caldo nutritivo ideal para los microbios indeseados. De hecho, no es la primera vez que alguien me dice «las lentejas me saben un poco ácidas»… ¿lo captas?
6. Descongelar de forma incorrecta y volver a congelar algo una vez descongelado
La teoría la sabes, esa que siempre te han dicho de que hay que descongelar en la nevera porque si no, los microbios empiezan a multiplicarse como locos. Pero no haces caso, sacas el alimento fuera, en la encimera a temperatura ambiente. Bueno, si luego lo cocinas súper bien, te puedes librar. El problema viene cuando, por cualquier circunstancia, no puedes cocinarlo (y el alimento ha estado descongelado fuera todo un día) y decides devolverlo al congelador. Sí, reconócelo, te ha pasado. Evítalo, porque en una de esas, te puedes llevar una sorpresita.
7. No cocinar correctamente el pollo y el huevo
Todos los alimentos tienen que cocinarse a una temperatura adecuada, sobre todo, el pollo y el huevo, para evitar cualquier problema. En el caso del pollo, procura que quede bien hecho. Y con el huevo hay que tener una precaución extrema: si te gustan las tortillas poco hechas o la mayonesa casera, adelante, cómelas, no te va a pasar nada si lo consumes de inmediato (en caso de que tenga patógenos, sería a un nivel tan bajo que no produciría daño), el problema viene cuando guardas esa tortilla o esa mayonesa y te la comes después, ya que estarías provocando la proliferación de microorganismos.
Quizás algunos de los errores te puedan parecer muy exagerados, pero créeme que no, que ocurre con demasiada frecuencia y estoy seguro que te pasado alguna vez en la cocina.
¿Cuál de estos errores has cometido con más frecuencia?