Las raíces de Halloween: ¿qué festejamos en realidad?
Se está acercando el 31 de Octubre, y desde ya comenzamos a alistarnos para celebrar Halloween. Este es un día que disfrutan tanto los pequeños como los mayores: unos por los disfraces y los caramelos, otros por la posibilidad de pasarla con los amigos y tener un rato de distracción.
No obstante, la Víspera de Todos los Santos no es una celebración estadounidense como el Día de Acción de Gracias, sino que sus orígenes se remontan al paganismo y la tradición celta. Luego mutó a una fiesta religiosa, para convertirse durante los siglos XIX y XX en un fenómeno comercial.
¿Cuáles son las raíces de Halloween?
El término Halloween es la contracción del inglés de All Hallows’ Eve, (en español, Víspera de Todos los Santos). En sus orígenes era una festividad céltica, que señalaba el fin de las cosechas y daba la bienvenida al invierno.
De nombre Samhain, la fiesta del 31 de Octubre marcaba el inicio del Año Nuevo Celta y era celebrada Gales, Irlanda y en Centroeuropa. En el territorio que ahora ocupa España hay indicios de su celebración en Galicia, Asturias y otras zonas de asentamiento de pueblos celtíberos.
Según la tradición, esa noche los espíritus regresaban del más allá y deambulaban entre los vivos, para robarles el alma. Los druidas, que eran los sacerdotes célticos, se disfrazaban como espíritus y les entregaban ofrendas para que no perturbaran a los hombres.
Como Día de Todos los Santos, esta festividad no apareció hasta el año 313 d.C., y era oficialmente el 13 de mayo. No fue hasta el siglo VIII cuando el papa Gregorio III decide mover la celebración para el 1 de noviembre, con el objetivo de hacerla coincidir con el Samhain y privarlo así de sentido e importancia.
En la medida que el catolicismo iba permeando en la sociedad, se fue olvidando la verdadera razón y origen de la fiesta, aunque algunas de sus tradiciones se conservaron en la cultura popular. No obstante, sí se mantuvo la relación entre la festividad con la muerte, ya sea ligada a los espíritus celtas del inframundo o a los Santos Católicos perseguidos y martirizados.
El Halloween irlandés

En 1845 ocurrió una gran migración irlandesa hacia los Estados Unidos y Canadá, y con ellos llegó la costumbre de festejar la Víspera de Todos los Santos. Esta costumbre se extendió al resto de la población y se festejó oficialmente como fiesta popular en 1921.
No obstante, el Halloween de los irlandeses tuvo que adaptarse a las condiciones del Nuevo Mundo. El ejemplo más evidente es la famosa calabaza que se emplea como ícono de esta fiesta, y se relaciona a la leyenda irlandesa de Jack el tacaño.
Jack tuvo la astucia necesaria para atrapar al Diablo, haciéndole prometer que nunca se llevará su alma como pago por liberarle. Así, cuando el pícaro Jack muere, no le permiten entrar al cielo por sus fechorías y el Diablo tampoco puede tomar su alma, por lo que queda varado en la tierra.
Para iluminar su camino, Jack lleva una linterna hecha de un nabo. Pero como los nabos escaseaban en Norteamérica, los irlandeses tuvieron que sustituirlos por las abundantes y baratas calabazas.
El Halloween como lo conocemos
Hasta la década de los años 70 del pasado siglo, Halloween solamente se festejaba en territorio norteamericano. No obstante, las series de televisión y sobre todo la película de terror “Halloween” de 1978, que dirigió por John Carpenter, dieron popularidad a la celebración en todo el mundo.
La fiesta de Halloween al estilo americano, con dulces, trucos, disfraces y decoraciones espeluznantes ha ido sustituyendo en muchos lugares el sentido religioso de la Víspera de Todos los Santos. Uno de los pocos lugares en el mundo que conserva el respeto original por los fallecidos es México, cuyo “Día de los Muertos” fue bien representado en el filme “Coco”.
Hay en ello una especie de justicia poética para el viejo Samhain: si este fue absorbido por la Víspera de Todos los Santos, la festividad católica está siendo desplazada por el poderoso caballero del “truco o trato” y las ganancias.
Pero, por suerte y espero que por un buen tiempo, en España el 31 de octubre tiene más olor a castaña asada que a calabaza de importación.

Escritor, poeta, editor, farmacéutico, guionista, bloguero… En esencia, un amante de las letras y la vida (no por ese orden, claro).