Más allá de ser molesto para los demás, roncar no es sano para la persona que lo hace. Durante el sueño la mayoría de las personas tienen una respiración sosegada, así que los ronquidos indican que algo no está bien.
Además del evidente síntoma sonoro, pueden haber otros indicativos que nuestro sistema respiratorio no está funcionando como debe y nuestra salud está en riesgo.
¿Por qué roncamos?
El roncar se debe a una vibración de las estructuras naso-orales, en presencia de una resistencia al flujo aéreo en las vías aéreas superiores. Los ronquidos se originan en el velo del paladar y la campanilla (úvula), cuando vibran durante el sueño[1].
También puede ser provocado por amígdalas inflamadas o muy desarrolladas, si la garganta es muy estrecha o la persona tienen una mandíbula muy pequeña. Otros factores que también nos hacen roncar incluyen:
- Alcoholismo y tabaquismo
- Sinusitis crónica
- Estrés
- Obesidad (la grasa acumulada obstaculiza el trabajo del diafragma)
- Mal estado del colchón o mala postura al dormir
- Predisposición genética: si los progenitores roncan, la descendencia tiende también a hacerlo
El roncar es más común de lo que se piensa. Se estima que cerca del 40% de los hombres y el 20% de las mujeres roncan. En la medida que envejecemos estas estadísticas aumentan: 45% de las personas roncan de forma esporádica y el 25% de forma regular.
Roncar de forma arrítmica puede ser peligroso
Si el ronquido es rítmico y suave, no hay nada de qué preocuparse. Pero si se ronca de forma irregular, es un indicador de que estamos en presencia de apnea de sueño obstructiva[2].
Esta condición se caracteriza por suspensiones en la respiración. Durante ellas el aire no alcanza a los pulmones de forma regular y no se realiza el intercambio de gases de forma correcta.
Las interrupciones de la respiración son de unos 10 segundos aproximadamente: durante ellas disminuye el oxígeno en la sangre y aumentan los niveles de dióxido de carbono. El cuerpo reacciona con un despertar inconsciente, lanzando un ronquido particularmente fuerte o un sonido similar a cuando nos atragantamos, lo que restablece la respiración.
La apnea obstructiva del sueño puede ser leve (10 a 20 pausas por hora), moderada (entre 20 a 30 pausas por hora) o severa (si hay más de 30 pausas por hora). Esta insuficiencia respiratoria aumenta los riesgos de apoplejía, infartos de corazón en el durmiente y ocasiona picos de presión arterial [3]. Esta condición es bastante común: cerca del 4% de los adultos la padece en mayor o menor grado.
En adición, roncar muy fuerte ocasiona molestas contracturas musculares. Cuando disminuye el flujo respiratorio pasamos de sueño profundo al ligero. Esto acelera el corazón y tensa los músculos del pecho.
Tampoco podemos olvidar que los ronquidos, como trastorno del sueño que es, ocasiona otros síntomas. Las personas que roncan sufren de cambios bruscos de carácter, dificultad para memorizar, episodios de irritabilidad, incapacidad parcial del raciocinio lógico, jaquecas, pérdida temporal de la memoria y somnolencia diurna.
Diagnosticando el roncar
En caso que los ronquidos sean una razón de alarma, debe corroborarse si estamos en presencia de un síndrome de apnea obstructiva del sueño.
Para ello, su médico revisará los síntomas, la historia clínica y realizará un examen físico. También puede preguntar si los progenitores roncan y hablar con otras personas que conozcan el patrón de sueño del que ronca, como la pareja o los padres, si es un menor de edad.
La prueba que define la apnea obstructiva del sueño es una poligrafía cardio-respiratoria. En ella, se mide durante el sueño del paciente el movimiento de la respiración, el ritmo cardiaco, la cantidad de oxígeno en sangre y la posición al dormir. Otro examen que puede indicarse es una endoscopía del sueño, que determina en que estructura anatómica se origina la vibración.
Si la causa es un estrechamiento del paladar o las amígdalas, puede corregirse mediante una intervención quirúrgica[4].
Tratamiento de la apnea obstructiva del sueño
Aquellas personas que tienen esta condición en su estadio severo pueden necesitar respiración con mascarilla de presión continua de aire en las noches, o presión positiva continua de la vía aérea.
Estas ayudas mantienen la presión en las vías respiratorias superiores, lo que preserva el tono muscular de estas y, por tanto, no se produce la apnea. Lo negativo es que se necesita un proceso de adaptación para conciliar el sueño con una mascarilla conectada a un compresor de aire.
Si la dificultad radica en la postura al dormir, la persona puede necesitar de una mochila especial que impide que se acueste boca arriba y eleva el torso unos 30 grados. Otra ayuda son los dispositivos de avance mandibular: estos varían la posición de la lengua y la mandíbula durante la noche, facilitando el flujo de aire.
En todo caso, se recomienda que la persona que suele roncar elimine sustancias como el alcohol, el tabaco y los somníferos, así como disminuya su peso corporal. Cerca del 90% de los pacientes con apnea obstructiva del sueño padecen de sobrepeso, y mejoran cuando reducen su peso corporal.
¿Medidas más drásticas?
Si se detecta algo anormal en los órganos que intervienen en el paso del aire hacia los pulmones, existe una amplia variedad de técnicas quirúrgicas que pueden solucionar de forma permanente el problema de los ronquidos.
Estas cirugías de las vías aéreas superiores logran rectificar el flujo de aire al dormir y por consiguiente eliminan o mejoran mucho la calidad del sueño. No obstante, cada caso en particular debe ser analizado de conjunto con el facultativo para sopesar las ventajas y riesgos de la intervención.
El roncar no es algo trivial: daña no solo al durmiente, sino la calidad del sueño de quien comparte cama con él. La persona que ronca debe atender este molesto padecimiento por su salud y por la de aquellos que le rodean.
REFERENCIAS
[1] http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/003207.htm
[2] https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/snoring/symptoms-causes/syc-20377694
[3] http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000811.htm
[4] https://www.msdmanuals.com/es/hogar/enfermedades-cerebrales,-medulares-y-nerviosas/trastornos-del-sue%C3%B1o/ronquidos
Escritor, poeta, editor, farmacéutico, guionista, bloguero… En esencia, un amante de las letras y la vida (no por ese orden, claro).