Los que trabajamos en comunicación a veces se nos olvida que planificar las cosas aporta valores impresionantes, si bien es cierto que toda táctica debe disponer de una estrategia a un plazo más largo para que tenga la continuidad que merece.

El problema es cuando olvidamos una de las dos. Los expertos serios en marketing dicen que hay que tener la estrategia si o si, solo que ellos parten de la base que el proyecto está en fase embrionaria y que nunca se va a poner en marcha hasta que hayan podido hacer su trabajo.

El problema es de los que comunicamos «a manos», o sea que comunicamos por encargo, en nombre de una empresa que ya está trabajando y que tiene su nicho de mercado aunque sea pequeño. Te encuentras que a veces no solo no disponen de un plan de marketing, si no que no tienen ni uno de empresa. No sabemos con qué palabras debemos llamar a los productos, con que finalidad vamos a hacer la comunicación.

Bueno el fin de la comunicación si la sabemos… ¡LAS VENTAS!

Llega el eterno dilema, tras averiguar que no tenemos plan de marketing, ni el de comunicación y que el de viabilidad se corresponde a folios pre-escritos por entidades municipales en el que el único objetivo es proveer de «paja» sin argumentos comerciales o sociales.

¿Qué hacemos?

¿Paramos la maquinaria de la empresa para hacer un plan adecuado?

¿Cuántos días se tarda en preparar un plan como Dios manda?

Lo cierto es que el cliente no va a esperar semanas en que nosotros tengamos ese plan, y tampoco va a pagar los costes del estudio de mercado necesario… entonces ¿qué hacemos?

Pues lo que se ha hecho siempre, mantienes una libreta para ir anotando los resultados del ensayo – error y vas trabajando con lo que te da el cliente. Ciertamente a veces es poco, a veces ni siquiera te entrega fichas de producto con los que disponer de un conocimiento adecuado del mismo. Otras son tan técnicos que ni los clientes finales saben lo que les estamos diciendo, y ahí es cuando llegan los enfados y los errores de selección.

Vas puliendo tu comunicación y a base de llamadas, whatsapp y email vas recogiendo información de los productos en idioma inteligible para todo el mundo. Por supuesto los vas anotando en esa flamante libreta que pronto aparece llena de «tachones» y correcciones.

Intentas crear una linea editorial y de programación de comunicaciones, ya sabes a qué hora están tus «oyentes» esperando tus contenidos. Consigues disponer de imágenes o vídeos que refuercen tu comunicación, y con un poco de suerte habrás convencido a tu cliente que precisa de un blog para poder crear una buena cantidad de información que entregar a tus seguidores.

Claro que entonces te encuentras que el trabajo de SEO es pobre, que los nuevos o futuros seguidores no van a saber nunca que existes, que tienes que retocar ese SEO OnPage para que la comunidad pueda crecer de manera orgánica, pero uff que lio.

Como no dispones de ese «librillo de maestrillo» que es el plan de marketing y comunicación sigues sin herramientas, pero encuentras oposición por parte de tu cliente, sigue sin querer asumir el gasto que supone un estudio de esta envergadura. De hecho siquiera está dispuesto a servir la información sensible que necesitas para poder hacer ese estudio de mercado.

Mientras lanzas campañas envueltas en un halo táctico, en el que el resultado a corto plazo es interesante. Proporciona (si lo haces bien) algunas ventas más a la «oferta molona» que ha preparado tu cliente y de la que no sabes nada hasta unos minutos antes de lanzarla al mercado…

Todas las empresas por pequeñas que sean disponen de un plan de empresa en el que se contempla el marketing y la comunicación, solo que no está escrito y por tanto no es consultable. Y como la memoria es voluble, aunque algo nos hayan explicado de voz, nos encontramos que ese «dueño» de la idea vaya desmintiendo o cambiando su punto de vista de las cosas.

No digo que un plan sea inamovible, pero cuando se mueve (si está escrito) todos los miembros del equipo que manejan esta información deberían estar informados desde el minuto uno.

¿Tienes una idea de negocio y todavía no sabes por donde empezar? Pues mi recomendación es que no tienes conocimientos en creación de empresas y/o marketing acudas a un experto en los temas. Normalmente las incubadoras de los ayuntamientos disponen de personal para ayudarte, pero si quieres saber de primera mano lo que pasa en el mercado para ajustar tu servicio o producto lo ideal es que acudas a un profesional y que dejes la suerte para jugar a las cartas.

¿Tienes un negocio funcionando? ¿puedes producir más? ¿Tu información llega completa a tus clientes? si alguna de estas preguntas es no empieza por crear un plan de marketing y comunicación. Busca una agencia multidisciplinar que te ayude a crearlo y así seguro que mejorarán los resultados a corto y largo plazo.

Si te concentras en producir más probablemente no tengas en cuenta las derivas de los mercados y puede ser que algún día no tengas los clientes que necesitas. Escucha activa y proactiva y seguro seguro que estarás mucho más contento con lo que va saliendo en tu cuenta de explotación.

 

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