Cocina mediterránea entre ruletas
Que un nuevo restaurante pase de ser un completo desconocido a uno con lista de espera es, a veces, cuestión de suerte y, otras, del boca a boca. Que tire la primera piedra el que ya no echa un ojo a aplicaciones de reservas y de críticas de usuarios – totalmente desconocidos, pero de los que nos fiamos a pies juntillas sin saber con seguridad si ni siquiera existen o hasta qué punto dicen la verdad.
Por mi trabajo – centrado en la gastronomía – he tenido la suerte de visitar decenas de restaurantes (por no decir ya más de un centenar). Algunos te sorprenden tanto que solo tienes ganas de contárselo a todo el mundo cuando terminas de cenar. Por eso, a menudo publicaré en GenBlog algunas reseñas sobre restaurantes que he visitado por si os animáis a conocer nuevos lugares. Aquí va el primero.
Restaurante Círculo Mercantil en Casino Gran Vía
Los tesoros no se encuentran a ras de suelo. Normalmente hay que indagar, escarbar o mirar hacia otro lado para encontrarlos. Hay restaurantes que no están a pie de calle y que solo quienes ven más allá logran descubrir. Este puede ser el caso del restaurante del que os voy a hablar, en plena Gran Vía de Madrid, a la vista de todos pero rodeado por tanta luz de neón que a veces pasa desapercibido.
El restaurante Círculo Mercantil se encuentra dentro del casino de Gran Vía, un lugar donde el ocio y la gastronomía se unen. Y ésta última cada vez en mayor medida y con más protagonismo. Sinceramente, mi vida en los casinos se reduce a la típica foto frente al de Montecarlo en un viaje de instituto… pero una vez dentro del casino de Gran Vía, la imagen estereotipada de las películas cambió bastante con un ambiente muy agradable y mucha gente joven entre Ruletas, Black Jack y mi cara de póker, porque no tengo ni idea del tema. Al parecer las apuestas son bastante bajas, pero no lo puedo confirmar, ¡es que yo iba a comer!
El caso es que es que en este local se unen desde el tapeo más típico de Madrid y clásicos desayunos en el Artist Bar (a pie de calle), a la coctelería del GV Corner durante toda la noche (con la de vueltas que he dado yo alguna noche de fiesta por la zona y sin saberlo…). Y todo ello maridado con eventos especiales, catas de champagne y la joya de la corona: el restaurante.
Esta temporada ofrecen dos menús degustación (uno corto – el que probé – y uno largo, a 38 y 54€) creados por las manos de Iván Sánchez: una cocina tradicional, con toques propios y gran producto como señas de identidad. Los platos saben a cocina mediterránea, pero siempre con un toque diferente, por mínimo que sea. Quizás lo haya heredado de sus grandes mentores como Berasategui o los fogones del restaurante Arzak, cuna de la vanguardia.
Quienes le conocen presumen de que sus arroces son de lujo. Creo que hacer el arroz al punto es casi como el misterio de cortar la cebolla sin llorar… casi imposible). Y el plato no defraudó mis expectativas: arroz meloso de jarrete con colmenillas y alcachofas cargado de sabor. Pero el apetito se abrió primero con un salmorejo con crema helada de parmesano (el contraste, un tanto dulzón, es sorprendente y agradable) y un tartar de atún y manzana en forma de conitos que se comen con la mano. También hubo tiempo para carne y pescado con un ventresca de bonito, piparras, compota de tomate y brotes de anís; y un plato de ciervo con salsa de mora y aceitunas de Calamata. En el postre el protagonista fue el hojaldre (panchineta) con helado de vainilla. Un clásico y un valor seguro.
Todo ello en un restaurante con aires clásicos en el que escapar del monumental ruido de la Gran Vía. Y qué mejor que hacerlo en un palacete de 1924 con vistas a la mítica avenida y que, tras haber sido la sede del Casino Mercantil, hoy es un lugar totalmente trasformado de más de 4500 metros cuadrados. En el número de Gran Via 24 la vida no para: gastronomía 24 horas al día.
Imágenes chef y local: Miguel Ángel Muñoz Romero – RVEDIPRESS