En los últimos tiempos estamos asistiendo a una curiosa tendencia en televisión que, aunque sigue siendo minoritaria, está ganando adeptos gracias a la calidad de las propuestas y, por qué no decirlo, a la inteligencia de sus creadores. Se trata de las series documentales que abordan casos criminales y que, por norma general, cuentan con unos giros que ya los quisiera para sí la mejor de las ficciones. Suelen contar con una producción muy cuidada y una planificación asombrosa a la hora de presentarnos unas historias bastante enrevesadas. Una recomendación para los que estéis interesados en ver alguna de estas series: no busquéis ningún tipo de información en internet, ya que cualquier noticia relacionada con estos casos os puede arruinar su final. Seréis testigos de cómo la realidad supera, con creces, a la ficción.
El caso de la escalera (Jean Xavier de Lestrade, 2005) : tal vez la serie precursora de este nuevo subgénero y bastante poco conocida, «El caso de la escalera» explora el proceso contra el novelista Michael Peterson, que una noche llamó a la policía para comunicar que al llegar a su casa se encontró con el cadáver de su mujer al pie de las escaleras. A lo largo de 8 capítulos seremos testigos del proceso judicial contra Peterson y asistiremos a unos giros de guión tremendos al tiempo que se van desvelando detalles sorprendentes que consiguen hacernos dudar de todo. El caso tiene los suficientes elementos para enganchar al espectador por sí mismos, pero la magnífica realización de esta serie la eleva por encima de la media para convertirla en adictiva. Un auténtico thriller que, de no ser real, nos parecería increíble. Podéis encontrarla completa en Youtube.
The Jinx (Andrew Jarecki, 2015) : «The Jinx» resulta un caso atípico dentro del género documental, ya que su desarrollo fue cambiando según se iba rodando gracias a una serie de acontecimientos. La serie sigue durante 6 capítulos a Robert Durst, excéntrico multimillonario acusado de asesinato. Durst se convierte en un protagonista antológico dada su ambigua y poco convencional personalidad que hace que dudemos en todo momento si su papel es el de víctima o el de verdugo. Los últimos segundos del último capítulo son, literalmente, historia de la televisión. El director Andrew Jarecki fue el responsable, en 2003, del controvertido documental nominado a los Oscars Capturing the Friedmans, otra producción absolutamente recomendable.
Making a murderer (Moira Demos/Laura Ricciardi, 2015) : La última bomba en explotar en el mundillo audiovisual es este documental de 10 capítulos que narra la dramática historia de Steven Avery, que pasó 18 años en prisión acusado de agresión y violación. Tras esos 18 años, una prueba de adn pudo demostrar su inocencia y quedó en libertad. Lo que vino después es una de las tramas más cínicas y horripilantes a las que una persona puede ser expuesta. La serie sigue un irregular (siendo generosos) proceso judicial que puede recordar al de «El caso de la escalera» y que ha puesto en la picota a todo el sistema de justicia americano. Estamos ante un documental de esos en los que no podemos apartar los ojos de la pantalla y que, sin duda, quedará grabado en nuestras retinas. Más que recomendable, diría que es de obligada visión. «Making a murderer» está disponible en Netflix.
Lo que nos dejan claro estas tres series documentales es que sólo hay una verdad incuestionable: que todos estamos inmersos en una sociedad creada por nosotros mismos, y en esa sociedad existe un sistema judicial que, por desgracia, no es infalible. Tal vez hemos puesto demasiado poder en unas pocas personas, y nuestra vida está literalmente en sus manos. Sea como sea, espero que estas tres propuestas contribuyan a abrirnos los ojos.