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Pan de soda… y de casualidad

Siempre me ocurre lo mismo: cuando la sombra del aburrimiento empieza a aparecer…  me entra la vena cocinillas. Por cierto, he detectado que los domingos por la tarde, las posibilidades aumentan hasta en un 130%. Entonces, la secuencia se repite: abro el armario donde acumulo todos los libros de recetas que voy encontrando por ahí y casi como si jugara a la ruleta rusa elijo la receta de la tarde.

Leo ingredientes. «Anda, no tengo de esto, y de esto otro creo que no tengo suficiente. Tampoco hay en la nevera yogur al estilo griego, pero tengo un desnatado de frutas del bosque que creo que me puede valer…».

Y, tras un rato en el que me divierto cocinando, mi esperanza de disfrutar de algún bocado delicioso se mantiene intacta. Pero… tras unos minutos de horno, el pan o el bizcocho de turno se hunde o está duro como una piedra.

Tantas veces he acabado cocinando con cara de póker que ya he anotado en mi agenda prepararos un post sobre mis catástrofes culinarias (tranquilos, si empiezo a recopilar ahora en unas semanas lo tendréis). En mi defensa diré que cuando trabajé como reportera en casting de Masterchef, también había mucha catástrofe.

Peroooooo, no todo son malas noticias. A veces, fruto de la casualidad, aparecen recetas dignas de airearlas a los cuatros vientos. Y eso es lo que me ha ocurrido cuando esta mañana me ha entrado el «mono panarra». 

He encontrado en un libro una receta facilona y express de pan de soda. ¿Problemas? Bueno, no tenía suero de leche, ni harina de fuerza integral, ni leche entera… Pero me he dicho ¿y por qué no? Así que he hecho mi propia versión.

Pan de soda

Ingredientes:

1 yogur griego

150 ml de leche semidesnatada o entera

150 gramos de harina de fuerza

75 gramos de harina para bizcochos (que lleva levadura incorporada)

2 cucharadas de salvado de avena

1 cucharada de semillas de chía (sésamo, o lo que más te guste)

1 cucharita de sal

1 cucharita de bicarbonato sódico

La preparación es tan simple como mezclar todos los ingredientes en un bol y hornear unos 50 minutos en un molde (la masa queda líquida). Como me gusta el riesgo, me he atrevido a hacer la receta en una panificadora, donde he usado el programa express. Y en una horita y poco el pan estaba listo.

El resultado, un pan de soda fruto de la casualidad – con la textura y apariencia más bien de un bizcocho –  que deja un regustillo en la boca muy particular.

pan de soda

De hecho el sabor sorprende en un primero momento y a continuación tienes ganas de probar más y más (he untado un poco de queso cremoso y estaba espectacular). Entonces, a la cabeza me ha venido ese mítico anuncio de televisión ¿a que no puedes comer solo una? 

Si te animas a prepararlo,  ¡espero tus comentarios!

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